Selección Colombia femenina, nada que perdonar, Linda Caicedo, opinión – Fútbol Internacional – Deportes

“Les pedimos perdón por no ganar”, le dijo linda caicedo al país, a Colombia, y su voz era una mezcla de nostalgia con estoicismo. Era una voz que no se quebraba, aunque por dentro quizás fuera una fuente desbordada. Una voz que ni temblaba, aunque quizás por dentro fuera un terremoto de sensaciones. Y el país que la escuchó le respondió con firmeza: ¿perdón por qué, Linda? No no no. No hay que pedir perdón.

Porque lo que usted, Linda, y su maravilloso grupo de guerreras hicieron en el Mundial sub-17 de la India fue escribir una página mágica del deporte colombiano, una página que lleva versos de la pelota, rimas de goles con mariposas amarillas revoloteando en cada jugada

Foto:

AFP – Archivo EL TIEMPO

Pedir perdón no, Linda, porque ustedes sí hicieron historia, fueron la primera selección nuestra en una final de la fifa. Pedir perdón no, Linda, porque además fueron un equipo honesto, humilde y batallador, que dejaron en cada paso una huella.

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Pedir perdón no, Linda, porque ustedes, detrás de una pelota, fueron país, fueron nación: porque ese derroche de talento, esa entrega incansable, ese espíritu combativo sobre el césped, enfundadas en esa bandera amarilla, azul y roja que defendieron con honor , eso también se llama patria.

Pedir perdón no, Linda, porque el perdón lo pide quien falla a una promesa, y ustedes no fallaron. Ustedes, por el contrario, hicieron un orificio de esperanza en ese Mundial, y es una esperanza en nuestro deporte, en nuestras luchas, en nuestras jugadoras. No fallaron, Linda, cumplieron, dieron el esfuerzo sobrehumano para dar la conquista, ustedes cayeron, como dice la añeja metáfora, con las botas puestas. Mejor dicho, coincidimos en que ustedes no cayeron, ustedes perdieron una final contra España jugando con coraje.

Selección Colombia Femenina Sub-17

Foto:

Federacion Colombiana de Futbol

Pedir perdón no, Linda, porque lucharon por esa copa que añoraban, sí, la que a usted, Linda, no la dejó dormir la noche anterior, pero no se olviden que a cambio traen de vuelta, en el corazón, la satisfacción del deber cumplido, con el orgullo por las nubes, y pueden mirar a todos a los ojos, con su nobleza, claro está, y pueden gritar sin gritar que ya no dejen de mirarlas jugar, que les den todo lo necesario, lo prometido y lo no prometido.

Pedir perdón no, Linda, porque ustedes, un equipo sub-17, sembraron una semilla de grandeza para esta selección, una manifestación real de la capacidad del fútbol femenino, una evidencia de que se puede soñar en grande, enfrentar las adversidades del juego y batallar hasta ese instante definitivo en el que el fútbol, ​​implacable como siempre, decidir quiénes gritan campeonas y quiénes no.

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Pedir perdón no, Linda, porque si alguien no estaba convencido, si alguien dudaba o se reservaba sus emociones con el fútbol femenino, esta actuación es un certificado con sello notarial. Pedir perdón no, Linda, porque ustedes hicieron que el mundo las volteara a mirar con emoción, con alegría, y despertaron un interés que estaba dormido por nuestras propias gestas de la pelota.

Pedir perdón no, Linda, porque usted fue una manifestación verosímil de talento. Su velocidad de gacela, su dominio de la pelota, su destreza con ella, es de admirar.

Pedir perdón no, Linda, porque junto a usted hubo unas jugadoras que irradiaron un trabajo colectivo ejemplar. Ustedes se ayudaron en la cancha, se brindaron la una a la otra, cumplieron las tareas que asignaron su DT. Si hubiera un premio a la solidaridad y al trabajo en equipo, ese también era de ustedes.

Pedir perdón no, Linda, porque ustedes no solo hablaron en la cancha, afuera transmitieron unas palabras certeras, unos mensajes aplomados, como si también se entrenaran para dar cada declaración.

Pedir perdón no, Linda, porque ustedes no son segundas, ustedes son subcampeonas del mundo. Y eso es grande, Linda, muy grande.

PABLO ROMERO
Redactor de EL TIEMPO
@PabloRomeroET

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