James Rodríguez: quien es Evangelos Marinakis, el dueño del Olympiacos – Fútbol Internacional – Deportes

james rodriguez pretenda dejar su aventura errante y para eso llego a nuevas tierras. Ahora luchará por mantener su prestigio en Grecia, el país que guarda como tesoros mitos y leyendas, allí donde el cielo es de los dioses y la tierra –o la cancha– es de los héroes. James llegó al país de las exuberantes ruinas y el anhelado Olimpo, gracias a Evangelos Marinakis, el poderoso y controvertido magnate que es dueño del Olympiacos, y que le resistirá su pesada mano a ver si James convierte su tragedia reciente en un poema épico.

Marinakis no es un jeque, no es un sultán. No es un dirigente como Florentino Pérez, el que llevó a James al Real Madrid. No es un exfutbolista como Karl-Heinz Rummenigge, el que lo presentó en el Bayern de Múnich. Pero es otro patriarca del fútbol europeo, dueño del Olympiacos y, además, del Bosque de Nottingham inglés Sí es un magnate que tasa su fortuna en unos 3.000 millones de euros, según la revista Forbes, y es considerado uno de los hombres de negocios más poderosos de Grecia.

Marinakis es un hombre robusto, de barba puntuda en la que asoma un color plateado y que esconde una protuberante papada, tiene una mirada que luce, aparentemente, furiosa, como de esas miradas que no miran, sino que desafían, ordenan, exigen. Marinakis es el jefe, el que toma las decisiones, el que pone la plata, el que lleva a las figuras para saciar su pasión y la de sus hinchas. Es un fanático del fútbol, ​​concretamente del Olympiacos, el club de su natal El Pireo, mítico puerto de la antigua Atenas, que recibe a James con los mares abiertos, como un Aquiles que no ha perdido su espíritu combativo y que quiere demostrarlo.

Así llegó Marinakis al Olympiacos

Marinakis compró el club en 2010 con la promesa de mantener el prestigio del equipo, uno de los más ganadores de Grecia. Desde su llegada, el club vive una era de esplendor: diez títulos de liga, siete consecutivos hasta 2018, solo perdió dos coronas hasta hoy, que fueron ganadas por AEK y PAOK; además tiene tres Copas de Grecia; y si nos salimos del fútbol, ​​bajo su gestión el club acumula títulos europeos en el waterpolo y vóley, es que antes de llegar al fútbol, ​​el magnate estaba involucrado con este deporte.

Tiene 55 años. Es hijo de un constructor naval y fanático del Olympiacos. Es uno de esos que sobresalen por su figura de personalidad y respetabilidad. La prensa no le dice Marinakis a secas, algunos le dicen Mister Marinakis, con aparente reverencia. Su política es la de llevar al equipo grandes figuras, que se pueden acoplar al medio, a esa exigente y bulliciosa afición. Ha llevado en estos años a jugadores como Ariel Ibagaza, Albert Riera, Javier Saviola, Alejandro ‘Chori’ Domínguez, Vladimir Weiss, Eric Abidal, Esteban Cambiasso y Mathieu Valbuena, entre otros. Ahora, el magnate puso un golpe de su pesada mano sobre la mesa para hacer temblar a los demás equipos griegos y para que haya repercusiones en Europa (disputa la Europa League) con la contratación de James, que erraba en Catar y encontró puerto en la tierra de las ruinas apoteósicas. Y aunque en Grecia no había jugado, su llegada allí es un alivio para su carrera: como quien regresa, sobreviviente de las peores penurias, a una Ítaca prestada, ajena.

Marinakis lo fichó a préstamo desde Catar y con salario compartido con el Al Rayyan, una ganga: se dice extraoficialmente que solo invirtió 500.000 euros de la cesión y que hay una opción de compra. Le dio la camiseta 10, para que James se sienta en confianza, para que su número pueda por él mientras aprende algo de griego. Lo juntó, además, con Marcelo, que salió del Real Madrid para unirse a este proyecto. Marcelo debió hablarle al oído a Marinakis para decir: ‘Mister Marinakis, ¿por qué no trae a James?’. Al fin y al cabo son viejos amigos. Y al fin y al cabo, James sigue vigente.

Así ve la prensa griega al dueño del Olympiacos

La prensa griega ve en Marinakis un tipo poderoso, pero al mismo tiempo avalan su gestión. Vassilis Konstantopoulos es periodista griego de Novasports, y le cuenta a EL TIEMPO cómo es el nuevo jefe de James.

“Es un apasionado del fútbol y del Olympiacos. Sigue al equipo en varios partidos en casa y fuera de casa (principalmente en Europa). Recientemente fue elegido presidente de la Super League y se ha peleado con el liderazgo de la Federación Griega de Fútbol por cuestiones de arbitraje. Aunque es un empresario bastante exitoso y ocupado, se encarga de los detalles más operativos de Olympiacos. Rara vez habla con la prensa. Si James logra desempeñarse como se espera, tendrán una excelente relación, como ha ocurrido con otras estrellas del Olympiacos”, afirma.

Marinakis, que gastó este verano más de 160 millones de euros en fichajes, se ha ganado el respaldo popular por su gestión. Tantos años en el cetro del Olympiacos le han dado un notable reconocimiento. “La gente lo ama en gran medida. Ha habido algunas críticas este año sobre el manejo del equipo de fútbol, ​​pero la cantidad de fichajes ha traído tranquilidad a la afición”, agrega el periodista de Novasports.

Sus dominios no solo están en suelo griego. Marinakis ha extendido su poder y su pasión a otras latitudes. De hecho, su nombre ganó fama internacional cuando se hizo dueño del club inglés Nottingham Forest, en 2017. Su llegada despertó gran entusiasmo entre los aficionados de ese añejo club. Llegó con promesas de clasificarlo para una competición en Europa dentro de cinco años. Pues este año dio el primer golpe de autoridad, cuando el club eligió el ascenso a la Premier League, por primera vez en 23 años. En Inglaterra, el magnate también habla duro, se queja de los arbitrajes, critica los malos manejos y le apunta a cualquier tipo de injusticia con su equipo.

Marinakis es un hombre de negocios, de política, de empresas y, sobre todo, de fútbol. Llegó en 2010 al Olympiacos, pero desde entonces también se ha desempeñado en otros cargos de peso en el fútbol griego. Este año es presidente de la Superliga –asociación que tiene la responsabilidad del programa en el campeonato griego y su organización–. Marinakis, además, tiene un imperio constituido por una gigantesca empresa de comunicaciones que incluye, entre otros, los periódicos To Vima y Ta Nea, dos de los más antiguos del país, y tiene participación en la estación de televisión Mega Channel. Y como si fuera poco, el magnate también ha incursionado en la política: en las elecciones municipales de 2014 y 2019 fue elegido concejal de El Pireo.

Lo curioso es que todo ese poder no excluye una postura social, solidaria y filantrópica. Marinakis ha liderado destacadas obras sociales, ha promovido partidos contra la pobreza, como un histórico juego entre los ‘Amigos de Zidane’ contra los ‘Amigos de Ronaldo’, en 2010, para recoger fondos para damnificados en Haití y Pakistán. Promovió el apoyo económico a los afectados por las inundaciones de Mandra en 2017 y de los trágicos incendios de Mati en 2018. El club, bajo su mando, ofrece ayuda moral y económica a asociaciones benéficas, ya niños con cáncer. Y en lo deportivo, no escatima recursos para el crecimiento del club, “con obras de mantenimiento en la casa del equipo para hacer del Karaiskakis el campo de fútbol más moderno y seguro de Grecia”, dice el club.

También es un sujeto controvertido: en 2018 fue acusado de tráfico de drogas en un caso de contrabando, fue señalado de supuesto amaño de partidos y hasta de estar involucrado en un atentado con bomba contra la panadería de un árbitro. Marinakis se defendió: “Se han dicho muchas cosas, pero nunca se ha probado nada”, le dijo a la BBC.

michel

Michel (der.) en su presentación como DT del Olympiacos, junto al presidente, Evangelos Marinakis.

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James sonríe, es una sonrisa contenida, parece abrumado, quizás por el esplendor de las tribunas del estadio Karaiskakis, por el ruido, por su nombre coreado en griego, algo que es nuevo para él. Pero entonces sonríe, ya su lado, la figura robusta de Marinakis, camisa blanca, su barba apuntando al suelo. En los altoparlantes suena ‘James Rodríguez’, y el jefe codeó a James para que responda, y James, obediente, aplaudió a los que lo aplaudían. Y el magnate ahí, impertérrito, serio, como si ya estuviera acostumbrado a estas exhibiciones: unos días antes había presentado con extravagancia a Marcelo, que también estaba en ese palco junto a James. Luego conseguimos las fotos de rigor, la pesada mano de Marinakis apretando la del ’10’, luego le dio la camiseta, y más fotos, y entonces, al fin, un esbozo de sonrisa de este vehemente hombre, que al parecer no lo es tanto, quizás una fachada que esconde un don de buena gente: detrás de una barba siempre hay algo.

Dim Christofidellis es periodista de Deporte 24 de Grecia. Si se le pregunta por la personalidad de Marinakis, contesta con una sola palabra: “carismático”. Luego, agrega: “Tiene una relación perfecta con los jugadores. Incluso cenó con James dos veces antes de que viajara a EE. UU. con la Selección”. Eso sí, afirma que lo que pasa en el Olympiacos, más allá de que su mano derecha sea el exfutbolista Christian Karembeu como director deportivo, depende de él: “Tiene socios en el Olympiacos, pero tiene la última palabra en todo”, afirma.

Pero es un hombre de decisiones radicales, que no quepa duda. Acaba de despedir al entrenador Carlos Corberán tras solo 48 días en el cargo, le cobró los cuatro partidos seguidos sin ganar, y ahora contrató al español Míchel González. Así que James, recién llegado, estrena entrenador. Con tormenta inicia el desembarco de James en Grecia, a donde llega no solo para volver a jugar, sino para volver a vivir, y para no decepcionar al nuevo gran patriarca que fue a su rescate.

pablo romero
Redactor de EL TIEMPO
@PabloRomeroET