Rafael Santos Borré: la historia del goleador que busca la Europa League – Fútbol Internacional – Deportes

Rafael Santos Borré vive sus horas de mayor ansiedad, esas horas que anteceden la gloria o la no gloria, esas horas antes de llorar de alegría o derramar lágrimas de nostalgia, son las horas demoradas antes de que él esté allí, en la cancha, con la camiseta del Eintracht Frankfurt, para jugar una final, y no cualquier final, esta es de Europa, la Europa League, contra el Rangers de Escocia –que tiene ausente por lesión a Alfredo Morelos–, por eso la ansiedad, porque por momentos como este es que él se hizo futbolista, se hizo delantero, se hizo goleador. Y para eso volvió a Europa.

Rafael llegó hace menos de un año a Alemania, después de mucho meditarlo con su esposa, Ana Caicedo, y de finalmente tomar el riesgo de irse de River Plate, donde era ídolo, para demostrarse que Europa no le iba a quedar grande. Llegó al Eintracht, club de la ciudad de Francfórt, uno de los centros urbanos más importantes de Alemania, de 763.380 habitantes, entre ellos este colombiano –y su esposa y una bebé que se llama Guadalupe– y millones de hinchas furibundos que braman y pisan duro en cada estadio, y que ya lo siguen a él con devoción.

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Borré no llegó de paseo a Francfort. Él, como su vehemente afición, también brama y pisa duro. Lleva 3 goles en 12 partidos en la Europa League, uno especial, como ese bombazo contra Barcelona en cuartos de final, cuando de su pierna derecha sacó una bazuca inatajable que dejó helada la mitad del Camp Nou: la otra mitad era ocupada por la hirviente hinchada alemana. También hizo de las suyas con su picardía de gol contra Olympiakos y contra el West Ham. Borré, además, hizo 8 goles en la Bundesliga en esta temporada, en 31 partidos. El más reciente, el pasado fin de semana contra el Mainz, como para anunciar que tiene lista la puntería, afinados los reflejos y entrenada la precisión, y todo para el partido de hoy, el de las máximas ansiedades.

Asi comenzo la historia de Borre

Rafael tiene 26 años y tanto recorrido, tantos kilómetros por el césped, tantas canchas, tantos goles. Pocas camisetas, pero todas especiales, muestras de fidelidad. Es que Rafael se hace querer a donde llega, no solo por sus goles, también por su disciplina y compromiso, eso lo valoran los hinchas, y por su disposición y movimientos, eso lo valoran los entrenadores.

Cali, Villarreal y River Plate antecedieron este momento de plenitud. Y todo empezó en Cali, o antes, en Barranquilla, la ciudad que vio nacer a este goleador. Aunque hubo poco, a los 4 años sus papás se separaron y él se fue con su padre a Valledupar, allí mezcló estudios con la pelota, aunque la pelota ganó por goleada. Cuando el Cali se fijó en él, ya era un muchachito goleador, aunque sus goles eran los del barrio, los del colegio, los de la primera escuela de fútbol que fue Neogranadinos. Pero eran goles. Y le abrieron el camino.

“Le dije a Carlos Burbano, director de divisiones menores del Cali, que lo fuera a ver, que era delantero, que hacía goles, que tenía cosas diferentes. Y les gustó. A los 15 años, ya estaba en Cali”

“Le dije a Carlos Burbano, director de divisiones menores del Cali, que lo fuera a ver, que era delantero, que hacía goles, que tenía cosas diferentes. Y les gustó. A los 15 años, ya estaba en Cali”, contó en su momento Agustín Garizábalo, ojeador del equipo vallecaucano.

El comienzo fue adverso. Le costó adaptarse a la ciudad. Pero lo hizo. Debutó rápido, con el DT Leonel Álvarez. Empezó a jugar. Empezó a hacer goles de los de verdad, y no paró: won una Liga y una Superliga. Y si no es caleño de nacimiento, lo es de adopción: dice que es hincha de Junior, pero que lleva a Cali en el pecho.

También estuvo en la Selección Colombia juvenil, hizo un gran Suramericano y gran Mundial sub-20 en 2015. Así que ya hacía méritos para que algún ‘grande’ lo mirara, y fue cuando apareció el Atlético de Madrid, que lo fichó, pero como no lo quería de inmediato, lo cedió, primero al mismo Cali y luego al Villarreal, donde jugó una temporada, 17 partidos de Liga y dos goles. Y cuando ya tenía esa experiencia europea, dio la vuelta para Suramérica, como un trampolín a la inversa, a River. Y ahí empezó otra gran historia.

En River dejó una huella imborrable. Ganó dos Copas, dos Supercopas, la Copa Libertadores y la Recopa Sudamericana. Se convirtió en el máximo goleador de la era del DT Marcelo Gallardo. No querían que se fuera, por eso se tardó su regreso al Viejo Continente. Pero Borré tenía una daga clavada con Europa, quería volver, ya triunfar. Entonces se quedo por Alemania. Y esa ha sido su carrera. No le han faltado goles. No le han faltado títulos, pero el de hoy tiene algo especial si lo logra, y es que es un torneo europeo, el segundo detrás de la Champions.

Por qué el apodo de ‘El Comandante’ y su saludo militar

Rafael Santos Borre

Rafael Santos Borré, en River Plate.

Santos Borré tiene un protocolo de gol. Es de los que buscan la pelota, gestiona el pase que va a recibir, y cuando lo recibe, sabe qué hacer con el balón, así hace sus goles; luego, corre eufórico, frena en seco, se pone firme, talón con talón, descubre su mano derecha en la frente, mientras la izquierda se esconde en su espalda, simulando un estricto saludo militar. Por eso se hace llamar al Comandante. Ese festejo nació de forma natural, un día hizo uno de sus goles en River y decidió improvisar, y la hinchada devolvió el saludo militar con respetuosa algarabía: es lo que merece su rango de goleador.

Que de qué juega, simple sería llamarlo delantero. Pero él no solo es delantero. Rafael no habita un único lugar en la cancha. A veces juega a la izquierda, a veces a la derecha, a veces frontal, a veces volante, a veces ataca, a veces defiende. En su etapa en River, un día le preguntaron de qué juega, y dijo: “Soy un delantero mixto con mucha movilidad, que quiere aprovechar los espacios libres y que trata de juntarse con sus compañeros…”.

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En la Selección Colombia aún se hace esperar. Llegar fue dificil. Cuando más goles hacia River parecían que más se alejaba. Al fin empezó a ser convocado, y por eso está un agradecido con el DT Reinaldo Rueda, que lo tuvo en cuenta en la eliminatoria fallida hacia Catar. Borré encontró con Rueda un puesto, pero como no hizo goles y el equipo no clasificó, pues se rajó, como todos. A Rafael le dolió no ir al Mundial. Y ha sido de los pocos que ha reflexionado sobre la eliminación. “Los jugadores nos debemos hacer cargo, no estuvimos bien y no conseguimos los resultados para ir al Mundial”, le dijo hace poco a Win Sports. Sin embargo, su ciclo en la Selección es joven, ya vendrán los nuevos tiempos para él.

Así que el no Mundial ya fue pasado. Rafael cuenta las horas, los minutos y cuenta los segundos para ver si logra ganar esta final, que es uno de sus anhelos, pues para eso se hizo futbolista, y delantero y goleador. Y para eso volvió a Europa.

pablo romero
Redactor de EL TIEMPO
@PabloRomeroET